Haciendo bolso con luz interior desde 2009

¿Quién, cuándo y por que bolsos con luz?

Todo empezó hacia el año 2009 con Dani y Lluís. Ya metidos de lleno en la crisis económica, nuestro futuro laboral peligraba y nos apetecía hacer un cambio. 

Amigos de muchos años y técnicos de sonido, a menudo hablábamos de construir algo en un campo profesional distinto del nuestro. 

Una de las pocas cosas que teníamos claras era que queríamos crear algo tangible, algún tipo de producto diseñado, hecho y vendido por nosotros mismos. Queríamos llevar a cabo un proyecto en el que tuviéramos el control de cada uno de los pasos y así poder proyectar en él nuestra personalidad.

No teníamos ni idea de qué tipo de producto sería pero queríamos que el valor que tuviera fuera más allá del coste económico, queríamos que fuera una suma de argumentos que le dieran peso a la marca para la cual tampoco teníamos un nombre. Pensábamos de manera muy utópica sobre todo lo que rodeaba a nuestras ideas.

Queríamos que desde el diseño hasta la venta final, pasando por las decenas de pasos previos, fueran procesos que tuvieran en cuenta la esencia de nuestras ideas románticas sobre el valor que tienen que tener las cosas. Que todas las personas involucradas valoraran el producto más allá de lo que acabara siendo, que acabaran valorando la marca por su ADN.

Siempre hemos sido muy curiosos respecto a nuevas tecnologías y el año 2009, después de un tiempo pensando en las posibles aplicaciones de diferentes tejidos inteligentes, surgió la idea de iluminar el interior de los bolsos. Lo primero que hicimos fue buscar productos similares en el mercado y al ver que no existía nada parecido y, como queríamos crear algo propio, diferente de lo que se podía encontrar en todas partes, decidimos que este sería nuestro objetivo.

Éramos muy ingenuos y no negaremos que nos pensábamos que la idea era tan buena que todo sería muy sencillo.

¡Muy muy ingenuos!

Los únicos bolsos del mercado con luz interior

La evolución

Pronto nos dimos cuenta de que una idea no lo es todo por muy buena que parezca, la ejecución siempre es la clave. En este caso debemos dar gracias a la ingenuidad que permitió que siguiéramos avanzando ya que empezar algo así, sin absolutamente ninguna noción de nada, es una auténtica locura.

“¡Muy bien!, luz dentro de los bolsos, pero ¿qué bolsos?, ¿bolsos propios o ajenos?, ¿grandes o pequeños?, ¿qué forma de bolsos?, ¿para hombre o mujer?, ¿qué materiales?....” La verdad es que pensar en la infinidad de preguntas que surgieron resulta realmente abrumador.

Empezamos comprando una máquina de coser a la que no sabíamos ni poner la aguja, reciclamos nuestros ordenadores personales y conseguimos un lugar donde empezar a practicar. Nos presentábamos en los centros tecnológicos o a los posibles proveedores con las manos vacías diciendo, “hola, ¡queremos hacer bolsos con luz!” (deberían pensar que estábamos locos). 

Nos ayudaron familiares, amigos, conocidos e incluso desconocidos a los que, o caímos bien, o en los que quizás despertamos un sentimiento de lástima (aún recordamos algunas de las caras que nos habían puesto al explicar nuestras ideas).

Creemos que una parte muy importante de los inicios de este viaje fue el desconocimiento y la falta total de miedo a lo desconocido, nuestra manera de procesar era la siguiente; “si la gente cierra sus negocios, más oportunidades tendremos nosotros”, “si las empresas deslocalizan la producción, nosotros la haremos en casa y tendremos la calidad controlada”, “si en el mundo del bolso no hay innovación, nosotros la aplicaremos por todo lo alto”. Teníamos respuestas en positivo a todos los razonamientos lógicos.

Con muy pocos recursos pero con muchísimo empuje y un espíritu total de "do-it-yourself", iniciamos un larguísimo camino de aprendizaje en un montón de disciplinas distintas, pasamos de editar pistas de audio y conectar cables a coser y cortar tejidos. Equivocándonos y rectificando, adaptándonos y formándonos continuamente, fuimos moldeando lo que hoy en día es Babau.